PUERTA LATERAL DE LA BASÍLICA Pocas cosas hay tan recordadas en la historia reciente de Alba de Tormes como la visita realizada por el papa Juan Pablo II el 1 de noviembre de 1982. Juan Pablo II conocía muy bien las figuras de Santa Teresa y san Juan de la Cruz gracias tanto a su estrecha relación con la familia carmelitana como al hecho de haber dedicado su tesis doctoral al santo. Algo más circunstancial fue que su elección como Papa tuvo lugar al día siguiente de la fiesta de la Santa. En cualquier caso, es el pontífice que más intervenciones ha tenido sobre Santa Teresa. Otro hecho circunstancial fue el retraso de su viaje a España como consecuencia del atentado sufrido en la plaza de San Pedro el 3 de junio de 1981. Finalmente, éste tendría lugar al término del IV centenario de la muerte de Santa Teresa, dedicando una jornada completa a la Santa con la visita, el mismo día, de la ciudad de Ávila y Alba de Tormes. Era la primera vez que un Papa gobernante en la Iglesia (Juan XXIII y Benedicto XV lo hicieron cuando todavía no habían asumido la tiara pontificia) visitaba Alba de Tormes con dos momentos solemnes a los que asistieron peregrinos de muchos lugares de España y Portugal. El primero de los actos discurrió en una explanada junto al convento de San Leonardo. Después se trasladó a la iglesia de la Anunciación, donde visitó las reliquias de la Santa y recorrió las dependencias conventuales. Fue en ese momento cuando se produjo una de las anécdotas más comentadas del viaje: el fugaz extravío del Papa por el recinto conventual, aunque en realidad se tratara de que despistó a sus acompañantes para quedarse solo orando en la celda donde murió la Santa.
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