Museo carmelitano “Carmus”
Huellas de santidad

Este es uno de los lugares en el que la huella de la Santa se percibe con mayor intensidad. No en vano las dependencias del museo ocupan parte de una de sus fundaciones más queridas y el lugar en el que falleció, el convento de la Anunciación.

En torno a los camarines, espacios diseñados para acoger los restos de la Santa, se desarrolla un recorrido lleno de interés que culmina ante su sepulcro y sus reliquias, foco de atracción que motiva la llegada hasta este lugar de miles de peregrinos cada año.

Pero el museo conventual es mucho más, es el contenedor de una valiosa e interesante colección de arte de temática religiosa que se ha venido conformando desde el siglo XVI, especialmente gracias a las donaciones de protectores y devotos de las Carmelitas y de Teresa. Obras renacentistas y barrocas, escultura, orfebrería, tallas, relicarios y marfiles o lienzos forman un conjunto que destaca tanto por la cantidad de piezas expuestas como por su calidad, brindando una experiencia inolvidable capaz de interesar al turista religioso pero también a los amantes del Renacimiento y el Barroco.

Sin duda, se trata de un espacio museístico de excepción en el que sobresalen obras como la Dolorosa, tallada por Pedro de Mena hacia 1675, o colecciones como la formada por figuras de Niño Jesús con variados vestidos de los siglos XVII y XVIII y la rica colección de pinturas sobre láminas de cobre o sobre piedras nobles.


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