La música fue, en la corte del Luis XIV, parte fundamental de una vida oficial y social plagada de códigos de etiqueta y buen gusto. Pero también lo fue en lo privado; más allá de las grandes .peras y ballets de cour o las espectaculares composiciones escritas para los oficios religiosos, en sus momentos de más intimidad, el rey Sol reclamaba, asimismo, a sus músicos de cámara, los mejores entre los elegidos (Marais, De Visée), para que acompañaran su retiro o su descanso. Este concierto bien pudiera ser el de una de esas veladas en los apartamentos reales: una muestra de delicatessen musicales tan refinadas como profundas y conmovedoras, esenciales en la creación de un estilo que fue referencia para todos los músicos europeos.