Son siete, pero no son las colinas de Roma, ni los enanitos del cuento, ni las notas de una escala. No son los pecados capitales, ni las maravillas del mundo, ni los días de la semana. Son siete, pero no vienen de Albacete, ni se van en un cohete y ninguna tiene juanetes. No hinchan los mofletes, les sientan mal los ajetes y ya no usan retrete. ¡Que no señora!, ¡que no son ni cinco, ni cuatro, ni ocho, ni nueve! ¡Son siete encuentros como siete soles! Siete años de celebrar la vida, de reunir payasas, de ir contra corriente y de gritar a los siete vientos que también son nuestros el humor, la risa y la carcajada. Siete años, en definitiva¿ ¡a una nariz pegadas!