La víspera del cumpleaños de la princesa, el cuentacuentos del reino de Risolandia se da cuenta de que a los libros de la biblioteca real se les han caído todas las vocales. El hechicero del reino le dice a Manolín que esto es porque los niños casi no hacen caso a los libros. Manolín se convierte en ese momento en Manolín el viajero hasta que encuentre las vocales de los cuentos y consiga recuperar la ilusión de los niños por leer.