Anabel Alonso se pone en la piel de la vieja alcahueta y protagoniza La Celestina, adaptada por Eduardo Galán y dirigida por el aclamado director Antonio Castro Guijosa (Iphigenia en Vallecas, Tito Andrónico, entre otras). Calisto, un joven noble apuesto y de preclaro ingenio, penetra persiguiendo a un halcón en la huerta donde se encuentra Melibea, de quien queda profundamente enamorado. Ante el rechazo de ésta y aconsejado por su criado Sempronio, decide encomendar su cuidado a Celestina, para lograr por medio de ella el amor de Melibea.